De todas las historias que se cuentan de Aethibryn, esta es la que más me gusta, pues demuestra que el valiente caballero, también era capaz de amar y dar la vida por amor, que es más alto que el honor. - el contador de historias
____________________________________________________________________
Pasando el bosque de Dermond, después de la gran montaña de los titanes, se encuentra un gran reino, lleno de color y vida, un reino que una vez estuvo en la oscuridad pues su corazón se lleno de tristeza, de dolor... su corazón era una princesa, llamada Kamile.
esta princesa vivia en un gran palacio, rodeado de montañas gigantes y bellas laderas, todo en este reino era perfecto porque la princesa asi lo quería. Era tan perfecta esta doncella que la cortejaban miles de caballeros, de distintas casas, nobles y vagabundos, altos y bajos, ricos y pobres, todos querían estar con ella.
Pero los hombres no saben amar, así que uno tras otro la lastimó, dejando su corazón roto, partido, hasta que la doncella dejó de sonreír. desde ese día, nada fue igual en este reino, las aves ya no cantaban, los lirios no florecían y las montañas se oscurecieron, pálidos nevados inaccesibles se convirtieron y las verdes praderas se tornaron en inhóspitos desiertos.
Los padres de esta doncella decidieron entonces que ella tenía que irse del reino, o sino pronto todos perecerían por la tristeza tan grande que sentía en su corazón. La ofrecieron en matrimonio pero nadie la quería, aunque su belleza no había disminuido, su voz ahora era parca y fría, era como la muerte, pero más hermosa. Poderosos reyes de las tierras del sur vinieron para casarse con ella pero al verla tan fría la rechazaban y se iban, entonces sin más remedio, la enviaron lejos del reino a una tierra oscura para así salvarse de la muerte, que cruel destino es ese, enviar a una doncella que en tiempos de antaño fue el calor de la tierra, a un lugar donde la muerte yace.
Aethibryn, caballero feroz, vencedor en muchas batallas, aquel que no conoce el amor, vio una caravana, transitando por el valle desolado de orthmondun. ¿Quién en su sano juicio vendría acá, donde ni la yerba crece ni el sol sale. donde el calor no existe y la muerte yace? y sin ser notado se acercó a la caravana que transportaba a la princesa Kamile.
Cuando la vió, cayó bajo el hechizo de la luna. Él, que nunca habia perdido una batalla contra mortales enemigos, que nunca habia caido en combate aun siendo herido de muerte, habia perdido su primera batalla... contra una mujer. Siguió la caravana de lejos, hasta que llegaron a la torre de undertrhoth, una torre oscura, fría, una cárcel para el alma y allí vió como la caravana dejaba a la princesa y se iba mientras ella, con su tristeza y su dolor entraba a aquella tumba para los vivos.
-Blasfemía, intolerable, miserables, fueron las palabras que Aethibryn pronunció por aquél acto tan despiadado- y así se propuso rescatar a la princesa, pero mientras pensaba, una sombra cayó sobre undertrhoth, el malvado esbirro kryven habia tomado a la princesa y se disponía a llevársela con ella, desposarla y así arrastrarla hasta el averno.
-por mi espada Oldred y mi escudo Ildred, no permitiré que Kryven se lleve a la doncella- Aethibryn cabalgó en su corcel Thoren hacia undertrhoth, mientras kryven se llevaba a Kamile.
Esbirro, detente gritó con poderosa voz Aethibryn, no te llevaras a esta mujer a tu morada de muerte y perdición, yo, Aethibryn de los Atani te lo impediré y si no obedeces por la razón, lo haras por la espada.
Kryven rió de tal forma que la tierra estremeció, los árboles cayeron y la vida se marchitó, pero Aethibryn a quien ningún ser puede derrotar, permaneció de pie, desafiante, listo para morir por esa doncella, pues era su amor, el amor de su vida. Y así Kryven al ver la determinación del Caballero, decidió atacarlo, con sus colmillos babeantes, ponzoñosos y sus garras venenosas.
Aethibryn alzó su escudo para protegerse y devolvió los ataques con la flamante oldred, la batalla era violenta, durante horas lucharon, sin mostrar signos de cansancio, pero Aethibryn sabía en su corazón que no ganaría a menos que pudiera herirlo en los ojos, entonces, de un rápido movimiento, Aethibryn se descubrió y atacó los ojos de esta bestia, dejándola ciega, pero en el proceso, él también habia sido herido, ya no podría cargar su escudo, asi que tendría que confiar en su destreza, una vez más la batalla se prolongó por horas, desde las cumbres más altas hasta las profundidades más oscura, Aethibryn luchó contra Kryven, por el amor de Kamile.
Hasta que al final, Kryven encontró la muerte en la espada de Aethibryn, la batalla habia acabado, herido y cansado Aethibryn montó su caballo, en busca de esta doncella, cuando la encontró, la abrazó, la beso y la cuidó, aunque no pudiera curar las heridas del pasado, Aethibryn le juró que le daría una nueva vida, una vida de reina y entonces esta doncella, que ya no sonreía, que ya no cantaba despertó con su canto y sonrisa trajo vida al valle de orthmondun, Aethibryn sabia que no se la podía llevar con ella, pues él era un simple caballero, exiliado de su reino, buscando perdón, venganza o quizás redención, así que la llevó de nuevo a su reino.
Sus padres se arrepintieron de lo que habían hecho, y juraron amarla para siempre, los pretendientes volvieron, hombres poderosos en belleza y dinero, buscaban enamorarla, Aethibryn, quien no era adinerado, se marchó, sabiendo que algún día podría volver a los brazos de la doncella Kamile.
Aethibryn, de los Atani, guerrero implacable, habia conocido el amor y juró que volvería por ella y por su amor.